En primer lugar, el exceso de peso corporal ejerce una carga adicional sobre los sistemas de control del cuerpo: cardiovascular, neuroendocrino, cardiopulmonar, musculoesquelético e inmune; lo que puede provocar una mayor inflamación y estrés oxidativo. Estos procesos oxidativos pueden dañar las células y los tejidos, aumentando la edad epigenética, lo que conduce al envejecimiento celular incrementando el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes, enfermedades cardíacas y neurodegenerativas, así como algunos tipos de cáncer; y generalmente, inflamación sistémica y disrupciones endocrinas.
Además, la obesidad y el sobrepeso también pueden afectar negativamente la función cognitiva y la salud cerebral. Se ha descubierto que el exceso de peso corporal se relaciona con una mayor inflamación cerebral, una reducción en el volumen del hipocampo (una estructura clave para la memoria y el aprendizaje), una disminución en la conectividad funcional en el cerebro y un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia.